Señora ministra Irene Montero, en el marco del 8 de marzo de este 2023 una mujer llamada Patricia Bilbao asistió junto a otras feministas a un acto organizado por el Ministerio de Igualdad y le hizo a usted una sencilla pregunta: ¿Qué es ser mujer?
Esto es lo que contestó: «Quizás lo que queréis explicar es que no hay mujeres con pene, es decir, que las mujeres trans no son mujeres pero mi obligación como Ministra de Igualdad es respetar los derechos humanos».
Todavía no ha explicado qué derechos humanos le otorga a “las personas trans” la ley que ha entrado en vigor desde hace poco y salida de su ministerio. Y tampoco deja claro qué es ser mujer porque al parecer ser mujer es una cuestión de percepción, de experiencia íntima, de sentir, de querer ser.
Patricia Bilbao le respondió a la ministra que quizás están confundiendo discriminación con opresión y esto es lo que venimos explicando las feministas continuamente para tratar de dilucidar que no es lo mismo que a un colectivo lo trates mal porque tienes un prejuicio a que a un grupo social lo organices de tal manera que a través de una jerarquía sexual lo estás subyugando, despreciando y deshumanizando.
Escribe Catharine McKinnonn en Hacia una teoría feminista del Estado que «igual que el método marxista es el materialismo dialéctico, el método feminista es la creación de la conciencia: la reconstitución crítica y colectiva del significado de la experiencia social de la mujer, tal y como la viven las mujeres […] La búsqueda de la conciencia se convierte en una forma de práctica política. La creación de la conciencia es el proceso a través del cual el análisis feminista radical contemporáneo de la situación de las mujeres toma forma y se comparte».
Quizás a la ministra le falte entender qué es el materialismo y qué es la conciencia feminista. Irene Montero repite continuamente que está en el lado correcto de la historia. ¿Cómo se mide estar en el lado correcto de la historia cuando en la construcción de esa historia se está atentando contra los derechos de las mujeres?
¿Quiénes han estado en el lado correcto de la historia desde los inicios del feminismo donde se negaban derechos y libertades a la mitad de la humanidad? Mirando hacia atrás en momentos históricos como la Revolución Francesa o como la lucha sufragista, ¿quién estuvo en el lado correcto de la historia? ¿Acaso quienes le cortaron la cabeza a Olimpia de Gouges o la misma Olimpia de Gouges que subió al cadalso reivindicando el papel de las mujeres en la tribuna y redactando los derechos de la mujer y de la ciudadana? ¿Estuvieron en el lado correcto de la historia esos hombres que negaban una y otra vez el voto a las mujeres o esas mujeres que detonaron buzones de correos, rompieron escaparates y hacían huelgas de hambre para pasar al “hechos, no palabras”? Y si nos detenemos en España, ¿quién estaría más en el lado correcto de la historia, Clara Campoamor y las mujeres que integraban la organización feminista y anarquista de Mujeres Libres, ya que la primera consiguió acabar con la prostitución reglamentada y las segundas crearon los liberatorios de la prostitución en plena Guerra Civil Española, o el Gobierno más “feminista de la historia” que no hace nada para terminar con esta contemporánea forma de esclavitud tal como la llamaba la abolicionista Josephine Butler en el siglo XIX?
Este Gobierno tan feminista ha aprobado una ley de libertad sexual conocida como «ley del sólo sí es sí” vertebrada en el consentimiento y aún no ha hecho nada para abordar ese consentimiento viciado que se da en los prostíbulos. Dice la Secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, que el “consentimiento es sexi” y muchas feministas nos alarmamos ante esta afirmación pues parece desconocer el protocolo de Palermo y la realidad de las mujeres prostituidas para entender que no es sexi decir sí ante circunstancias que condicionan ese sí, ese ceder, ese soportar que es el consentimiento en una sociedad patriarcal como refiere la filósofa Geneviève Fraisse.
Desde estas líneas les recomiendo que tengan en cuenta lo que varias mujeres como Sonia Sánchez, Grace Kalelye, Lorena Ro, Sarah Berlori, Vanessa Silva, Carol L. y Delia Escudilla, supervivientes que integran “Supervivientes en acción” y que reúnen voces de mujeres que han salido del sistema prostitucional, tienen que decir en el Congreso a través de un Manifiesto que han elaborado donde detallan las medidas que debería tomar como prioridad un Gobierno que se declara abolicionista y que en realidad mira hacia otro lado ante los distintos métodos de captación y la actividad criminal de los proxenetas vestidos de empresarios. Un Gobierno que compra el mito de la libre elección y que a estas alturas diferencia la trata de la prostitución cuando sabemos que son dos realidades indisociables.
Enfrentarse al sistema prostitucional es estar en el lado correcto de la historia ya que se ha demostrado que la prostitución es violencia, es abuso de poder, es dolor y es daño irreversible hacia las mujeres usadas sexualmente por hombres que creen que tienen derecho a prostituirlas. Hablaba una de las integrantes de “Supervivientes en acción” en una entrevista para Feminicidio.net, Sarah Berlori, de las secuelas físicas y emocionales que deja la prostitución, cómo afecta a la salud y a la vida de las mujeres como son el estrés postraumático, las enfermedades venéreas, los desgarros, los embarazos no deseados, la descomposición de la flora vaginal… Reclaman una ayuda integral que sostenga asistencia psicológica y una atención sobre la salud de las mujeres. Y aquí interpelan al Ministerio de Sanidad, que parece mentira que no se haya pronunciado al respecto cuando le compete directamente. Sarah Berlori define a los prostituidores, a los puteros:
«Son tíos que ejercen poder sobre nosotras, colonizan nuestros cuerpos. Y les encanta ir en manada a los burdeles: fiestas, chicas, coca… El putero es el machista en su máxima expresión. Son escoria. Carentes de empatía hacia las mujeres, nos desprecian a todas».
Nos desprecian a todas las mujeres porque aprenden mediante la pornografía que pueden ejercer violencia sexual contra nosotras, las mujeres. Y es ahí, en la prostitución donde se sienten legitimados para deshumanizarnos ante la mirada estrábica del Estado, el Gobierno más feminista de la historia que no sabe qué es ser mujer.
Este Gobierno feminista tiene la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional (LOASP) elaborada por la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución en un cajón ya que se debe a otras prioridades como que cada quien sea quien dice ser. En este enlace a la propia LOASP se puede acceder a toda la información y a su articulado.
Asegura Irene Montero que la llamada “ley trans” es feminista y se manifiesta todos los días contra lo que ella cree que es “transfobia”, pero no hace nada ante la misoginia, el odio vertido hacia las mujeres cuando llaman “terfas” a las feministas porque la misma Secretaria de Estado lo ha usado también. Es decir, utilizan un acrónimo que expresa que hay feministas que excluyen a las “personas trans” del feminismo como un insulto para instar al escarnio, a la censura y a la persecución tratando de odiadoras a las feministas críticas con una ley antifeminista que pretende arriesgar el sujeto político mujer y el único sujeto político del feminismo, pues el feminismo es una teoría política con una agenda clara e irrenunciable que tiene como prioridad acabar con la explotación sexual como se ha dejado claro en este texto y desactivar el género como sistema de opresión para las mujeres. Dicho con otras palabras, desde el Ministerio de Igualdad y desde el Gobierno más feminista de la historia, están haciendo gala de su desconocimiento a una tradición filosófica feminista de tres siglos y con ello poniendo una mordaza a una crítica política y feminista completamente legítima en democracia.
Al parecer ser mujer es lo que diga un varón que es ser mujer y no habrá app que valga para contabilizar quiénes realizan las tareas domésticas ya que existe lo indeterminado, ni hombre ni mujer sino un ser no binario que no tendrá que poner la lavadora. Entonces, ¿de qué habla la señora Pam cuando dice en su Twitter que Manolo se haga la cena solo? Quizás Manolo ya es mujer con su mera palabra y le está faltando el respeto con ese lema oído en una manifestación.
A lo mejor el problema está en que no atienden al mundo real y se quedan con cuatro frases que riman y que no han elaborado ni ellas mismas. El problema está en que confunden sexo con género, discriminación con opresión, Igualdad con diversidad, despreciando a las mujeres y menospreciando convenciones que no han estudiado como la CEDAW, donde comparece Ángela Rodríguez en su comité para condenar los feminicidios. Feminicidio: Asesinato misógino de mujeres por hombres.
Le facilito a la Secretaria de Estado a propósito de los términos sexo y género un fragmento del Proyecto de Recomendación general N.º 28 relativa al artículo 2 de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer que aclara en el punto 4:
«El objetivo de la Convención es eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer por motivos de sexo. Garantiza a la mujer un reconocimiento igualitario, así como el goce y el ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil, doméstico o de otro tipo, independientemente de su estado civil, y en condiciones de igualdad con el hombre». Continúa en el siguiente punto: «El término «sexo» se refiere aquí a las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer. El término «género» se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural que la sociedad atribuye a esas diferencias biológicas, lo que da lugar a relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres y a la distribución de facultades y derechos en favor del hombre y en detrimento de la mujer».
Señora ministra Irene Montero y señor presidente del Gobierno Pedro Sánchez, les dejo de nuevo la pregunta: ¿Qué es ser mujer?
Bravisima!!!!
Gracias, Rosario.
Ojalá fuera posible buscar la máxima difusión a esta carta y en todo caso iniciar un proceso de firmas de apoyo a la misma.
Gracias por tu comentario, Encarnación.