En mi caso soy periodista por vocación, pero no siempre he desarrollado esta pasión caminando por otros derroteros. Y ahora, en este mundo competitivo donde hay que marcar la diferencia sabiendo que nadie es imprescindible, la senda se estrecha, el camino se hace más empedrado y se vuelve menos transitable. Tomar conciencia de esto no es tirar la toalla sino huir del tóxico pensamiento positivo y comenzar en ese verbo de inicio para pasar a la acción. Y para esto es fundamental la red. Escribió Hannah Arendt que «la acción nunca es posible en aislamiento; estar aislado es lo mismo que carecer de la capacidad de actuar».
Mi especialidad en esta profesión de comunicar es la llamada perspectiva de género, la promoción de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres para que las mujeres accedan a la mitad de todo, no sólo la mitad del cielo sino como reformula la periodista Carmen Sarmiento, también la mitad de la tierra y la mitad del poder político.
Sí, he repetido la palabra pasión pues soy una apasionada del conocimiento, de todo aquello que aprendo con mujeres escritoras y filósofas que nos han ensanchado este lugar por el que paseamos a veces demasiado rápido, y que nos animan a desarrollar algo que es nuestro, la capacidad para pensar.
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